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Friday, June 16, 2006

Aprendizaje basado en proyectos: ¿Es posible en contextos de chilenos?

El aprendizaje basado en proyectos constituye un método muy apropiado para involucrar al alumno en temas de su interés, evitando así el típico enfoque de clase frontal al que muchos profesores recurren con frecuencia. Es prácticamente el enfoque por tradición en la educación americana, de allí el impacto cultural que sufren muchos alumnos chilenos que realizan intercambio estudiantil en los Estados Unidos. Los enfoques en educación tienen mucho que ver con la cultura de la organización educativa y de la propia cultura e idiosincrasia de la cual forma parte.

Así, por ejemplo, es común darse cuenta, a través de las conversaciones informales (ontológicamente las más importantes), que en las organizaciones educativas se ha instalado históricamente una suerte de "cultura de la queja”. Personalmente me ha tocado oir que los profesores reclaman por el tamaño de los cursos y la falta de motivación de sus alumnos. Esto es obvio si pensamos tomando como parámetro sólo los horizontes nacionales, entonces es posible que estemos todos de acuerdo. Pero, como educador, creo sinceramente que más que estar frente a un problema de tamaño de la clase o síndrome motivacional, estamos frente a un problema puramente de metodología. El tamaño de la clase dice mucha relación con nuestro dominio de grupo y la motivación con la implementación de estrategias de enseñanza-aprendizaje creativas, innovadoras y atractivas.

Tradicionalmente hemos sido educados de una forma (léase conductivismo, clase frontal, magistral, etc.) y esa es la elección que siguen muchos profesores para impartir sus lecciones. Por tanto, no es preciso contar con datos estadísticos para darse cuenta que la Reforma Educacional en Chile sí está en crisis. La razón: incorpora un fuerte contenido constructivista ajeno al sentir y convicciones de muchos profesores. Aunque, en el discurso público, muchos profesores declaran emplear metodologías activas, y, lo que es más, muchos establecimientos educaciones declaran con muchos aspavientos en su visión y misión institucional la incorporación del constructivismo en sus aulas. Esto, desde una mirada crítica, pasa necesariamente por un cambio en la cultura de las organizaciones educativas. Cambio que, especialmente en los círculos docentes, constata una alta resistencia debido, principalmente, a los modelos mentales arraigados en nuestra sociedad.

Sin embargo, y como una respuesta de shock al escenario anterior, el aprendizaje basado en proyectos podría ser una buena elección para emprender los cambios culturales que se requieren en las organizaciones educativas. Al respecto, Richards (2001:97), plantea que "diversas instituciones crean su propia cultura, es decir, condiciones donde la gente interactúa y donde emergen patrones comunicacionales, toma de decisiones, relaciones de roles, y conducta". Sin embargo, esto implica asumir que los alumnos deben contar con "condiciones" o espacios apropiados para producir conocimiento y el profesor debe asumir la idea de contar en su aula con un agente activo del proceso de enseñanza-aprendizaje, que opina y negocia. El profesor ha de ser consciente de que en los últimos 25 años hemos asistido a una revolución en las teorías del aprendizaje. Por otra parte, el profesor también ha de saber que este desarrollo ha sido acompañado por investigaciones en las áreas de la neurociencia y psicología que han modificado los modelos cognitivos y conductuales del aprendizaje – fundamentados en la instrucción directa – y demostrado que los conocimientos, el pensamiento crítico, el hacer, y los contextos de aprendizaje están estrechamente imbricados. (Recordemos el Informe Delors). Ahora sabemos que el aprendizaje es una actividad social, es decir, toma lugar dentro del contexto de la cultura y comunidad y considera las experiencias pasadas. Por tanto, los aportes provenientes desde los alumnos son insumos de real importancia para el fenómeno social del aprendizaje, el cual puede ser animado a través de actividades basadas en proyectos – desde simples a complejas -, las cuales pueden extenderse desde una a unas cuantas semanas.

De lo anterior se desprende que si de enfrentar los nuevos desafíos societales se trata, el aprendizaje basado en proyectos es, sin dudas, una elección potente. Por tanto, también se puede concluir que este enfoque representa un intento por crear nuevas prácticas de enseñanza-aprendizaje que reflejen el ambiente en el cual se desarrollan los niños y jóvenes.

No existe una definición precisa del aprendizaje basado en proyectos, pero de una cosa hay que estar claros, es un enfoque que se adapta muy bien a las transformaciones como producto de los procesos de globalización y de la llamada Generación de la Red. En esta línea, se puede afirmar que para un profesor “inquieto” el aprendizaje basado en proyectos constituye un aliado natural.

A modo de orientación, a continuación entrego algunas normas que los profesores podrían utilizar para la implementación de un exitoso enfoque basado en proyectos.

· Reconocer la necesidad de los alumnos de aprender y su capacidad para realizar trabajos.
· Involucrar a los alumnos en los conceptos centrales de la asignatura que se enseña y se aprende.
· Reconocer el hecho que los alumnos son generadores de conocimientos y que, en consecuencia, los pueden compartir con sus profesores.
· Negociar temas de interés que motiven a los alumnos a realizar una indagación en profundidad.
· Reconocer el hecho de que el trabajo de proyectos es central y no periférico al currículo que se utilice.
· Manejar herramientas y habilidades que incorporen tecnologías, trabajo en equipo y autogestión.

Por tanto, y a la luz de lo expresado anteriormente, es posible afirmar que el aprendizaje basado en proyectos es un buen modelo para elevar los resultados académicos, pero requiere un fuerte giro en la cultura escolar. Esto está muy asociado a la llamada democratización de la enseñanza. En consecuencia, creo que sí es posible la realización de emprendimientos curriculares en esta área, con la salvedad de que el profesor debe reorientar sus posturas frente al fenómeno educativo, prepararse para el diálogo y estar muy dispuesto a asumir la necesidad de transformar la rígida organización educativa en una organización flexible y abierta al cambio y a los nuevos aprendizajes.

Nota: Si usted es profesor (de cualquier disciplina y nivel educativo), ruego comparta conmigo sus experiencias en el tema. E-mail: fernando_vera@yahoo.es.

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Autor: Fernando Vera. MA en Investigación Educativa y MA en Ciencias de la Educación con Mención en Administración y Gestión Educativa ©.
Referencias Bibliográficas
Richards, J. (2001). Curriculum Development in Language Teaching, pág. 97. Cambridge: CUP.

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