El modelo de
institucionalización de la calidad, que presento, muestra, en términos simples, lo que debería
evidenciarse cuando las Instituciones de Educación Superior (IES) planean
institucionalizar un sistema de aseguramiento de la calidad, independiente del
modelo teórico al cual adscriban finalmente. De hecho, la institucionalización
de la calidad es un proceso, eminentemente cultural, en el cual una
organización evoluciona hacia un sistema de aseguramiento de la calidad e
integra, formal y filosóficamente, su estructura y funcionalidad.
Figura 1. Modelo de Institucionalización de
la Calidad
Fuente: Basado en propuesta de
Silimpert et at. (2002)
Las cuatro
fases que presento se basan en el análisis de la experiencia de cómo las IES en
diversos países se encaminan, desde su cultura organizacional hacia la
formalización de un sistema de aseguramiento de la calidad.
En este
contexto, el primer indicio en materia de aseguramiento de la calidad es, como
se observa, la pre-toma de conciencia inicial existente en la organización, la
cual podemos describir como la capacidad de algunos de sus miembros para darse
cuenta de la necesidad de mejorar ciertos procesos institucionales. Este hecho
se evidencia desde las prácticas profesionales, las conversaciones informales,
los enfoques personales que emergen espontáneamente en reuniones de equipo, y la capacidad propositiva e innovadora que
demuestran en su desempeño. También se evidencia en la necesidad de compartir
permanentemente información, experiencias y prácticas. En otras palabras, en
esta fase se observan esfuerzos aislados por mejorar algunas partes de los procesos
institucionales. Por tanto, se trata más
bien de acciones esporádicas, individuales, y muchas veces informales que de
intervenciones deliberadas y formales de aseguramiento de la calidad, pero que
ayudan significativamente a crear un ambiente propicio para iniciar procesos de
calidad más formales.
La fase de
toma de conciencia es el primer paso en la ruta hacia la institucionalización
de un sistema de aseguramiento de la calidad; a diferencia de la fase de
pre-toma de conciencia, se caracteriza por acciones realizadas por tomadores de
decisiones, es decir, directivos superiores, quienes son capaces de darse
cuenta de la necesidad de mejorar la calidad y de la posibilidad de llevar a
cabo acciones más deliberadas y sistemáticas. Esta fase resulta del análisis de
datos e información, que dada su posición, estos agentes integrantes manejan de
manera privilegiada. También podría manifestarse en discusiones formales sobre
la necesidad de prestar atención más sistemática a ciertos procesos
institucionales. Durante esta fase podrían producirse en estos agentes
sentimientos de insatisfacción con el estado actual de la organización e incapacidad
de generar mejoras inmediatas.
La fase
experiencial se caracteriza porque la IES comienza a implementar un sistema de
aseguramiento de la calidad a pequeña escala, probando diversos enfoques para
así aprender de la experiencia, y desarrollar evidencia (resultados
documentados) sobre los procesos mejorados. En este sentido, se subentiende que
la experiencia organizacional conduce necesariamente al mejoramiento de la
calidad de los procesos institucionales. Al final de esta fase, se evidencia
suficiente aprendizaje organizacional para que la IES pase a la fase de
expansión. Indicadores de esta fase son la disposición de la organización a
realizar mejoras formales incrementales, a través de asesoría interna y externa, el
apoyo que brinda a las iniciativas formales de mejoramiento, y su decisión de
desarrollar una estrategia organizacional más formal en materia de
aseguramiento de la calidad.
Por su
parte, la fase de expansión se caracteriza por un énfasis en la implementación
de actividades de aseguramiento de la calidad. Esta fase no se trata sólo del
escalonamiento de actividades que hayan tenido resultados positivos en la
organización. Muy por el contrario, se trata de la expansión estratégica de la
implementación de acciones de aseguramiento de la calidad, basada en el
conocimiento y la experiencia que se han ganada en las fases previas. Esta expansión
puede ser geográfica (cobertura de sedes), pero también pueden ser acciones en
términos de actividades de aseguramiento de la calidad dentro de la
organización (unidades, departamentos, etc.) o en bien en los tipos de eventos
institucionales que se hayan abordado (por ejemplo, intervención curricular,
círculos de calidad, talleres DACUM, etc.).
La línea
entre la fase de expansión y la fase de consolidación es muy fina. A modo
ilustrativo, mientras se emprenden estrategias de expansión es probable que se
precipiten otros procesos asociados, tales como análisis y coordinación. Por
tanto, durante la fase de consolidación, se está simultáneamente fortaleciendo
las actividades de mejoramiento existentes y transformándolas en operaciones
institucionales estandarizadas en concordancia con la misión institucional.
Finalmente,
luego de haber cumplido con las fases descritas, la IES llega a su madurez
institucional, la cual podemos describir como un estado en que las iniciativas
de aseguramiento de la calidad se integran formal y filosóficamente en la
estructura y funcionamiento de la organización. Con dicha madurez, el
aseguramiento de la calidad se ha instalado como cultura y, por tanto, como
parte integral de las operaciones diarias de la organización, en todos sus
niveles. Así, los valores institucionales, el liderazgo, las políticas
institucionales, y los recursos refuerzan la cultura filosófica y práctica de
la calidad.
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