En general,
entendemos por aprendizaje situado aquellas experiencias de aprendizaje en las
cuales relacionamos lo aprendido en el aula con aquello que se necesita fuera
de ella. La idea central es que mientras más general sean los contenidos menos
serán las posibilidades que los estudiantes los transfieran a situaciones del
mundo real. Es un buen punto que es necesario considerar al abordar los
contenidos de una asignatura. En todo caso, son los propios estudiantes quienes
normalmente tratar de ver la utilidad práctica de lo que les estamos enseñando.
Ahora bien,
si el docente es monotemático en sus propuestas curriculares, es muy probable que aquello que los estudiantes aprenden en una sola situación, sea difícil que lo
transfieran a otras. Por tanto, es necesario asegurarse de que los estudiantes interactúen en
una variedad de contextos y situaciones. La transferencia, que llamaré “capacidad
transferencial”, aparentemente depende de la cantidad de práctica que realicen
los estudiantes en una tarea determinada (Kotovsky & Fallside, 1989,
citados en Anderson et al., 1996). En tal sentido, en muchas propuestas
curriculares “se aprecia una gran brecha entre el referente formativo
(propuesta curricular) y el referente productivo (necesidades del mercado)”
(Vera, 2013, p. 1). Claramente, el aprender de manera abstracta resulta poco
significativo para los estudiantes.
El
aprendizaje situado también depende de las habilidades que nuestros estudiantes
traen. Es probable que en este punto el docente se encuentre con ciertos desniveles
competenciales. Por tanto, será necesario esforzarse en fomentar ciertas habilidades,
tales como, pensamiento crítico y trabajo cooperativo. Precisamente, Johnson y
Jonhson (1989) defienden las ventajas del aprendizaje cooperativo, que, en
términos generales, consiste en hacer trabajar a los estudiantes con pares de
características similares para así potenciar sus conocimientos y habilidades
individuales.
Actividades
Situadas
Como
señalé, el aprendizaje situado tiene que ver esencialmente con crear
significado a partir de actividades reales, en contextos reales. Veamos algunos
ejemplos:
- Salidas a terreno para que los estudiantes participen de manera activa en un ambiente real;
- Actividades colaborativas y experiencias de internado para que los estudiantes se sumerjan en un ambiente de trabajo real;
- Simulaciones para replicar prácticas en ambientes del mundo real; y
- Actividades de laboratorio para que los estudiantes se involucren en situaciones reales.
En este
sentido, el aprendizaje situado presenta, entre otras, las siguientes
características:
- Entrega contexto auténtico que refleja la forma en que el conocimiento se usará en la vida real;
- Se apoya en la construcción colaborativa de los conocimientos;
- Promueve la reflexión para que los estudiantes comprendan las abstracciones;
- Permite que el conocimiento tácito se haga explícito; y
- Permite evaluar los aprendizajes de manera integral en la ejecución de las tareas.
Como es de notar, estas actividades permiten que los estudiantes se involucren activamente
en problemas del mundo real. El aprendizaje situado se centra fuertemente en la
práctica, lo que permite al estudiante situarse en experiencias de aprendizaje
significativo. Lo anterior implica que dichas experiencias dependen fundamentalmente de
la interacción social y de la actividad kinestésica, en contextos preferentemente
reales, o en su ausencia, simulados.
Comparativamente,
el aprendizaje tradicional ocurre desde un enfoque abstracto, es decir, a
través de clases magistrales (frontales) y libros. Sin embargo, el aprendizaje situado
ocurre a través de las relaciones que se establecen entre los estudiantes y de
su capacidad para vincular sus conocimientos previos con actividades
contextuales, auténticas, informales y no intencionadas. Según Stein (1998), el aprendizaje situado se caracteriza por lo siguiente:
- El aprendizaje se fundamenta en situaciones cotidianas;
- El conocimiento se adquiere en situaciones y se transfiere sólo a situaciones similares; y
- El aprendizaje es el resultado de un proceso social y supone formas de pensar, percibir y resolver problemas.
En síntesis, diseñar actividades situadas supone pensar el proceso de enseñanza-aprendizaje en términos prácticos y cuestionarse si nuestras propuestas curriculares están realmente contribuyendo a una formación efectiva para el mundo del trabajo.
Referencias
Bibliográficas
Anderson J.,
Reder, L. y Simon, H. (1996). Situated Learning and Education. Educational Researcher, Vol. 25, No. 4,
pp. 5-11. Recuperado el 24 de febrero de
2013 de: http://people.ucsc.edu/~gwells/Files/Courses_Folder/ED%20261%20Papers/Anderson,%20Reder_Pt1.pdf
Stein, D. (1998).
Situated Learning in Adult Education. ERIC Digest
No. 195Recuperado el 22 de febrero de 2013, de:
http://www.eric.ed.gov/PDFS/ED418250.pdf
Vera, F.
(2013). Carreras de Turismo; ¿Están las Propuestas Curriculares respondiendo a
las Necesidades Formativas de la Industria? Recuperado el 1 de marzo de 2013,
de:
http://www.trabajosfernandovera.blogspot.com/search?updated-min=2013-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2014-01-01T00:00:00-08:00&max-results=8