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Sunday, January 22, 2017

Resumen de estrategias socioemocionales

Un tema social fundamental es cómo ser socialmente más aceptable, hacer amigos y establecer redes de colaboración. De hecho, estamos hablando derechamente de las habilidades socioemocionales, cuyo desarrollo incluye nuestra experiencia, expresión, apertura a los demás, simpatía, tolerancia y manejo de nuestras emociones. La clave parece estar en nuestra capacidad para identificar nuestros propios sentimientos y leer y comprender apropiadamente los estados emocionales e intereses de los demás.

En este contexto, las siguientes estrategias socioemocionales, extraídas del libro “Cómo ganar amigos e influir en los demás” de Dale Carnegie, nos permitirán cambiar ciertas actitudes, lograr aumentar nuestro desempeño social, ganar más amigos, mejorar el trabajo en equipo, elevar la productividad y, en definitiva, disfrutar de una mejor calidad de vida, ya sea en nuestro ámbito social o laboral.

Estrategias para tratar a los demás
  1. No critique, no condene ni se queje. La experiencia indica que la mayoría de las personas no tiene la capacidad para criticarse a si mismo y que aprovecha el menor pretexto para descargar su crítica en los demás.
  2. Demuestre aprecio honrado y sincero. Si algo nos gusta o valoramos del otro, debemos tener la capacidad para expresarlo oportuna y abiertamente. Un elogio sincero produce maravillas en los demás y, como efecto bumerán, también en nosotros.
  3. Despierte en los demás un deseo vehemente. Si quiere ganarse a la ora persona, entonces necesita tocar sus intereses, estar de acuerdo con su forma de pensar y hablarles de sus interés particulares.
Estrategias para agradar a los demás
  1. Demuestre u interés sincero por los demás. Un interés genuino en la otra persona es quizás la cualidad más importante que tenemos los seres humanos. Esta característica nos obliga a trabajar nuestra capacidad de escucha activa.
  2. Sonría. Cuando conozca o se encuentra con alguna persona, lo primero que debe hacer es sonreír. Con este simple gesto transmitirá en el otro más júbilo en su alma que cientos de palabras elogiosas.
  3. Utilice el nombre de pila del otro. Recuerde que para toda persona, su nombre de pila es el sonido más dulce y primordial en cualquier idioma. De hecho, a todos nos gusta que nos llamen por nuestro nombre.
  4.  Sea un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de si mismos. Es muy importante prestar atención exclusiva a la persona que habla. No hay nada más halagador que eso.
  5.  Hable siempre de lo que interesa a los demás. De hecho, ésta es la forma de establecer un vínculo sincero con los intereses del otro.
  6.  Haga que la otra persona se sienta importante y hágalo. Una forma sutil de hacer comprender a los demás que usted entiende lo que son, hacen o han logrado es escucharlos y hablarles sobre ellos mismos.
Estrategias para lograr que otros piensen como uno
  1. Evite las discusiones infructuosas. Tratar de imponer un punto de vista no es la menor forma de ganarse a las personas. Ni tampoco los malentendidos se resuelven  con discusiones o peleas, sino con tacto, conciliación y un sincero deseo de apreciar los puntos de vista de los demás.
  2. Demuestre respeto por las opiniones ajenas. Evite pensar que siempre tiene la razón. Si se equivoca, no sólo debe admitirlo para sus adentros, debe expresarlo abiertamente a los demás. Si desea demostrar algo, hágalo con sutileza.
  3. Admita sus equivocaciones rápida y eficazmente. Cuando alguien tiene el valor de aceptar sus propios errores no sólo evita las actitudes defensivas y los posibles conflictos, sino que muchas veces contribuye a resolver el problema creado por el error.
  4. Empiece de forma amigable. Si debe abordar un conflicto, recurra a las palabras más sencillas, gentiles y amistosas. Con esta simple acción demostrará que está dispuesto a llegar a consenso.
  5. Consiga que la otra persona diga Sí, desde el inicio. Cuantos más Síes podamos obtener desde el inicio, mayores serán nuestras probabilidades de captar la atención de nuestro interlocutor para plantearle una proposición final.
  6. Permita que la otra persona sea la que más hable. A veces una simple acción de asentir con la cabeza basta. Complementariamente, utilice frases breves, tales como, “Entiendo”, “¡Qué bien!, o similares.
  7. Permita que la otra persona sienta que la idea es de ella. La mejor forma de introducir una idea en el otro es despertar su interés para que éste empiece a pensar en ella por cuenta propia.
  8. Trate de ver honradamente las cosas desde el punto de vista de la otra persona. Cuando se quiere persuadir a alguien para que haga algo, las ordenes o imposiciones desde la autoridad no tienen ningún efecto transformacional en el otro.
  9. Muestre simpatía por las ideas y deseos de la otra persona. En lugar de confrontar las propuestas del otro y tratar de imponer al propias, felicítelo por la iniciativa e invítelo a progresar.
  10. Apele a los motivos más nobles. Para lograr convencer al otro, es necesario llegar a su corazón, pues todos tenemos sentimientos y sensibilidades que nos movilizan.
  11. Dramatice sus ideas. Acompañe sus ideas con gestos, actos e imágenes, ya que las meras palabras parecen no ser suficientes.
  12. Lance, con tacto, un desafío amable. En general, a muchos nos gustan los desafíos, por tanto, el sugerir un desafío, en un tono amable, que apunte al bienestar de todos, podría elevar la productividad.
Estrategias para ser un líder e influir positivamente en los demás
  1. Empiece con elogio y aprecio sincero (no lo deje nunca para el final). La clave de cualquier líder exitoso es felicitar a sus colaboradores con espíritu amistoso y abierto.
  2. Llame indirectamente la atención sobre los errores del otro. Para suavizar una crítica no siempre basta con agregar un elogio previo, que la amortigüe. Muchas veces, cuando se quiere modificar la actitud de alguien, sin ofenderlo, ni crear resentimientos, una sola palabra puede marcar la diferencia entre el triunfo y el fracaso.
  3. Hable de sus propios errores antes de criticar los de los demás. Es mucho más fácil escuchar una lista de los propios defectos cuando el que la pronuncia comienza por admitir con humildad que él también está lejos de la perfección.
  4. Haga preguntas en vez de dar órdenes. Hacer preguntas no sólo hace que las órdenes resulten más aceptables, sino que con frecuencia estimula la creatividad de la persona a quien se interpela; además, es mucho más probable que la gente acepte con gusto una orden si ha participado en el proceso de decisión que la antecede.
  5. Permita que la otra persona salve su propio prestigio. Lamentablemente es común que muchos jefes (no líderes) desconozcan el valor que para cada uno tiene su propio prestigio y critiquen a los demás en público, descubriendo sus defectos o pisoteando sus sentimientos.
  6. Elogie el más pequeño progreso y, además, cada progreso. Está demostrado que al reducir las críticas y aumentar los elogios, se logra reforzar lo bueno que hace la gente y disminuir lo malo, que tiende a atrofiarse por falta de atención. Para modificar una conducta, resultan mucho más efectivos los estímulos positivos que las críticas negativas o las amonestaciones.
  7. Atribuya a la otra persona una buena reputación para que se interese en mantenerla. Cuando alguien destaca en algún área, que le otorga una característica sobresaliente, cómo líder, usted debe hacer esfuerzos por ratificar esa característica.
  8. Aliente a la otra persona. Haga que los errores parezcan fáciles de corregir. Dígale a un colaborador que incapaz o poco asertivo, que todo lo hace mal y que sus defectos son incorregibles, y habrá destruido todo incentivo para que trate de mejorar. Muéstrele, por el contrario, la forma fácil de hacer las cosas y su confianza en que puede mejorar, y verá cómo él mismo practicará con entusiasmo hasta llegar a superarse.
  9. Procure que la otra persona se sienta satisfecha. A veces basta con decirle a la otra persona lo importante que él o ella es para la misión de la organización para que él o ella se sienta satisfecho y desee continuar siendo un colaborador ejemplar.
Conclusión

Las reglas que Dale Carnegie nos propone no son más que derivaciones del antiguo precepto “Haz al prójimo lo que quieras que el prójimo te haga a ti”, que ha sido profesado y practicado por hace más de tres mil años desde Zorastro, en la antigua Persia, Confucio en China y Jesús, en las montañas de Judea. Así, en plena época de cambios transformacionales, cuando muchas organizaciones están volcando sus esfuerzos a la felicidad de las personas, la clave para el éxito de una organización  está en la personalidad, el tacto, la apertura y la socioemocionalidad de quienes la dirigen.

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