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Tuesday, January 01, 2013

Innovación como Proceso de Mejora Curricular

En este trabajo su autor aborda la innovación que ocurre en el sector educativo, específicamente en el ámbito del currículum de las Instituciones de Educación Superior (IES) chilenas. Se asume que la innovación es esencialmente un proceso de implementación de nuevas ideas y que, como fuerza impulsora, contribuye a elevar los estándares de calidad de las propuestas curriculares.
Una aproximación a la innovación

Convengamos en que la innovación surge, primero, como una iniciativa personal producto del desasosiego de algunos individuos, que son más inquietos, observadores, críticos y autocríticos, y, por sobretodo, más creativos que el resto. Sin embargo, también asumamos la necesidad de integrar a los demás, permitiéndoles participar más activamente  en la experiencia, pues el trabajo colaborativo y la conformación de equipos de trabajos son factores críticos de éxito (FCE) de toda innovación. Al respecto, Smith (2009) sostiene que, si bien la innovación emerge de la capacidad visionaria de los individuos, necesita que diversos actores relevantes jueguen un rol y se involucren de manera efectiva en el ciclo de un proceso de innovación.

A modo de contextualización, según la definición del Manual de Oslo reconocida por los países de la OECD (2005), La innovación es la implementación de un nuevo producto o servicio, proceso, nuevo método de mercadeo o un nuevo método organizacional en las prácticas institucionales, la organización del trabajo o las relaciones externas.

Si analizamos la definición anterior, podemos advertir que la innovación es más que la generación de nuevas ideas o la diseminación de conocimiento, remite esencialmente a introducir cambios o hacer las cosas de manera distinta. Por su parte, la implementación es crucial, pues sólo las ideas que son implementadas producen un impacto  en la sociedad. La implementación es, por tanto, el elemento que separa el conocimiento y la invención de la innovación, como valor de posicionamiento competitivo de las Instituciones de Educación Superior (IES).

En tal sentido, las IES tienen un gran desafío, pues la implementación de nuevas ideas supone procesos interactivos e iterativos que deben incluir a los diversos actores relevantes. Esta forma de concebir la innovación, desde la implementación, requiere nuevas competencias multidisciplinares en los profesionales de la educación y, por ende, la formación de dichas competencias en nuestros estudiantes. De allí que la participación de las IES en redes colaborativas, tanto a nivel nacional como internacional, ese esencial. El establecimiento de estas relaciones simbióticas será un gran desafío para las universidades privadas de nuestro país, esto debido a que las universidades del Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH) ya han realizado diversas acciones en la línea del trabajo colaborativo.
En este contexto, una IES innovadora debe evidenciar una serie de características que podríamos agrupar en dos categorías competenciales:
  • Competencias estratégicas: visión a largo plazo; capacidad de identificar y anticiparse a las tendencias del mercado educativo; disposición de la autoridad para cambiar y diseminar el cambio; y
  • Competencias institucionales: capacidad de asumir el riesgo controlado; cooperación interna entre las diversas unidades, colaboración abierta con los consultores externos; involucramiento en los procesos de cambio; e inversión en capital humano.
Desde el punto de vista de las redes institucionales colaborativas, se enfatiza la importancia de la transferencia de ideas, competencias, conocimientos y señales de todo tipo. Al respecto, en el Encuentro de Centros de Apoyo a la Docencia (ECAD) 2012, realizado en la Sede Pucón de la Universidad de la Frontera, muchos agentes de cambio, principalmente del sector CRUCH y muy pocos del sector privado, tuvimos la oportunidad de compartir nuestras ideas y proyectos de mejoramiento de la docencia universitaria, muchos de ellos con foco en la innovación.

Así, claramente el establecimiento de redes entre IES es la mejor forma que tenemos para que este tipo de información circule y se comparta, al alero de la estructura institucional. Sin embargo, este enfoque sistémico de la innovación supone centrar la atención en el desarrollo de políticas, con énfasis en la interacción entre instituciones y en el fomento de procesos interactivos de creación de conocimientos, y en la difusión y aplicación de estos nuevos conocimientos. Dada la cultura organizacional arraigada en muchas instituciones, especialmente del sector privado, no es fácil instalar la idea de innovar de manera sistémica.

¿Qué es la innovación curricular?

 Al revisar la literatura especializada, se advierte que la innovación curricular es una parte esencial del Proyecto educativo Institucional (PEI). Por tanto, toda experiencia debe recoger de él aspectos como los propósitos, modelo educativo, datos del diagnóstico, y misión institucional, entre otros. Ahora bien, la innovación curricular no es una cuestión de cambiar por cambiar. Se trata de producir cambios que vayan en directo beneficio de nuestros estudiantes. En otras palabras, se trata de hacer una diferencia en su experiencia de aprendizaje, en sus vidas y en sus aspiraciones. Frente a este desafío, cabe plantearse las siguientes interrogantes: ¿Cómo son nuestros estudiantes ahora? (consideremos sus actitudes, habilidades, conocimientos y niveles de comprensión); ¿Dónde podrían llegar? (consideremos sus aspiraciones, el modelo educativo y el contexto laboral) y; ¿Está nuestra propuesta curricular ayudándolos a lograr los objetivos? (pensemos en sus fortalezas, debilidades y en las necesidades, aspiraciones, intereses y talentos de nuestros estudiantes).

Luego que hayamos resuelto las interrogantes anteriores, clarifiquemos la visión que deseamos para nuestros estudiantes en términos de prioridades. Sugiero no excederse en ellas, sólo bastará con un máximo de tres prioridades. Una vez que hayamos establecido nuestras prioridades pedagógicas, analicemos si ellas se enmarcan dentro de los propósitos establecidos en el modelo educativo o en el Proyecto Educativo Institucional (PEI). Recordemos que toda innovación curricular debe supeditarse a las necesidades curriculares establecidas por la institución en la cual enmarcaremos nuestro proyecto de innovación curricular.

Clarificado lo anterior, es necesario socializar nuestra idea de innovación para así comenzar a conformar los necesarios equipos de trabajo, pues este tipo de experiencia se basa fundamentalmente en el trabajo colaborativo. En conjunto con nuestros colegas, tenemos que discutir sobre el propósito de la innovación. Por ejemplo, se  puede pensar en crear una propuesta curricular institucional nueva, mejorar una propuesta curricular institucional existente o bien diversificar la propuesta curricular institucional actual. También se podría pensar en términos de los componentes del currículum, tales como lecciones, aprendizaje fuera del aula, vinculación con el medio, etc.;  en enfoques metodológicos y evaluativos que satisfagan las necesidades de los estudiantes o bien en el tipo de experiencia que los estudiantes necesitarán en su futura vida laboral.

Como vemos hay muchas formas en que nosotros los docentes podríamos producir cambios en el currículum. Por ejemplo, podríamos cambiar la forma en que enseñamos, focalizarnos en la co-responsabilidad de nuestros estudiantes, introducir lecciones de un día o de una semana, cambiar el sistema de evaluación, hacer un giro hacia el uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), etc.

En todo caso, una propuesta curricular bien diseñada generalmente evidencia las siguientes características:
  • Se focaliza en las necesidades, aspiraciones e intereses de los estudiantes;
  • Emplea el tiempo, el espacio, los recursos, los enfoques de enseñanza, los enfoques de aprendizaje y los sistemas de evaluación de tal manera de satisfacer las prioridades pedagógicas;
  • Es revisada de manera regular para asegurase que se estén produciendo los impactos deseados sobre los estudiantes y su aprendizaje; y
  • Evoluciona en relación con los cambios en los estilos de aprendizaje de los estudiantes.
Factores de transferencia

Según el Manual Oslo (OECD, 2005), la investigación sobre innovación ha identificado diversos factores humanos, sociales y culturales que favorecen la operación efectiva de la innovación, a nivel institucional. Estos factores se relacionan directamente con el aprendizaje organizacional, que según Senge (1999) se ve fuertemente influenciado por la capacidad de los miembros de una organización de crear de manera permanente.

La filosofía de la organización inteligente o del aprendizaje organizacional ha sido adoptada por muchas organizaciones como una estrategia para responder a los desafíos futuros. En general, el campo del aprendizaje organizacional explora formas para ayudar a las organizaciones a desempeñarse de manera efectiva y a las personas que las conforman, a alcanzar su total potencial. Este campo disciplinario tiene sus raíces en un conjunto de principios, valores, y disciplinas surgidas de la teoría que Senge (1999) desarrolló a principios de los años 90. El espíritu de las organizaciones inteligentes reside en las personas. En otras palabras, “las organizaciones sólo aprenden a través de individuos que aprenden. El aprendizaje individual no garantiza el aprendizaje organizacional, pero no hay aprendizaje organizacional sin aprendizaje individual” (Senge, 1990, p. 179). En consecuencia, para que dichas personas creen e innoven para mejorar, se requiere que la alta dirección promueva la instalación de una organización abierta al aprendizaje, a la adaptabilidad y al cambio. Suponiendo que se da la anterior condición, los factores de transferencia que se identifican comúnmente son: canales efectivos de comunicación, interacciones informales entre las personas, trabajo colaborativo y cultura organizacional pro cambio.

A modo de conclusión

Independiente del ámbito de intervención, la innovación es un proceso de renovación permanente orientado al mejoramiento institucional. En el sector de la educación superior, constituye una forma efectiva de adaptarse a las necesidades de los estudiantes y a los cambios de la sociedad.

Por su parte, la innovación curricular es claramente un proceso que se inicia de manera individual, pero que luego debe integrar a diversos actores de la unidad educativa, pues su implementación requiere el trabajo colaborativo en diferentes niveles. Este tipo de experiencia supone el establecimiento de ciertas prioridades pedagógicas, las cuales deben responder a los propósitos establecidos en el PEI. En cualquiera de sus versiones, la innovación siempre apunta al mejoramiento y adecuación de los procesos organizacionales. Por tanto, requiere de la participación activa de los actores relevantes de la institución educativa, en donde se planea llevar a cabo la experiencia.

Nota: Aprovecho de compartir siguiente video:

Referencias Bibliográficas

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