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Monday, June 01, 2020

Investigar en tiempos de pandemia

Foto Pixabay
El brote por coronavirus (COVID-19) ha creado una emergencia sanitaria que ha impactado en cómo percibimos nuestro mundo y nuestra vida diaria. La tasa de contagios y patrones de transmisión amenaza nuestra natural capacidad para relacionarnos con otros, obligándonos a aplicar el llamado distanciamiento social. Dentro de este contexto, hemos tenido que adaptarnos a nuevo escenario, sin dejar lado nuestra necesidad de investigar. Es más, creo que se abren interesantes oportunidades para investigar en distintas disciplinas y territorios. De hecho, observamos que varias instituciones privadas y públicas han dado a conocer convocatorias para proyectos de diversa índole que permitan atender la situación. En este mismo contexto, medios de comunicación académica y científica se han unido, abriendo sus plataformas (antes privadas) para dar cobertura y acceso a expertos e investigadores. Incluso, algunas revistas, que cobran por acceso, han permitido consulta libre. Además, bibliotecas de todo el mundo permiten el ingreso y consulta a través de Internet.

Igualmente, se conocen iniciativas como la de la Fundación Fiocruz que diseñó una plataforma para apoyar la investigación alrededor de la pandemia, empleando software libre. Además, varias revistas científicas han creado números especiales sobre la pandemia. En América Latina, diferentes organizaciones sociales se preocupan por analizar el fenómeno. De manera reciente, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), inauguró un observatorio social del coronavirus denominado “Pensar la Pandemia”, donde prestigiosos académicos, investigadores y pensadores de las ciencias sociales se han unido para proponer miradas a la pandemia desde la educación, los procesos políticos y sociales, el territorio y la cultura, entre otras dimensiones. Objetivamente, creo que todas las disciplinas tienen algo qué decir. Ciertamente, los diseños de investigación necesitan acomodarse a la nueva normalidad. Así, si teníamos pensado trabajar con personas in-situ, ya no podemos hacerlo de esa forma. Ello nos obliga a buscar otras alternativas de acceso a esos sujetos o a cambiar radicalmente nuestro enfoque original. Aquí, la tecnología se ha convertido en nuestra gran aliada. Sin duda, con el apoyo de la tecnología podemos llegar a grandes audiencias objetivas y, en la práctica, hasta donde queramos llegar. A modo ilustrativo, actualmente me encuentro realizando tres investigaciones: Una sobre usos de plataformas tecnológicas en Chile en tiempos de COVID-19, otra síndrome de burn-out en profesionales de la salud y otra sobre la Enfermería Basada en la Evidencia (EBE) en curso, también en Chile, con una muy buena tasa de respuestas en todas. Lo más interesante es que, a pesar de la contingencia, aún hay ánimo para colaborar con alguna investigación.

Como vemos, la investigación no se ha paralizado. Sólo ha cambiado el diseño. Tampoco se han detenido los congresos internacionales. En su mayoría, se ha transitado desde la presencialidad hacia la virtualidad. De hecho, prontamente en junio 2020, estaré exponiendo mis resultados de una investigación sobre Flipped classroom, en un Congreso Internacional en la Universidad de Alicante, cuyo formato presencial fue cambiado a virtual. También estaré presentando mis resultados de una investigación en EBE, en un congreso disciplinar a realizarse en Oporto (Portugal), que sigue a firme, pero, ahora en formato virtual. Entonces, todo parecer ser cuestión de adaptarnos y aprender a pensar fuera de la caja. Como muestra, encontré que, a nivel internacional, los proyectos de investigación de grado y postgrado han seguido, cambiándose sólo el diseño. Es más, ni siquiera la enfermería que es el lado de la salud más afectado por el COVID-19 ha dejado de investigar. Así lo pude constatar el revisar el estado del arte para mis investigaciones sobre burn-out en personal sanitario y EBE. Por ejemplo, encontré una investigación sobre salud mental en personal sanitario, realizada en China en pleno COVID-19. En este estudio, participó un total de 1257 de 1830 sujetos contactados. De todos los participantes, 764 eran enfermeras (64,7%).  Adicionalmente, encontré un artículo científico sobre el cuidado de enfermería en pacientes con COVID-19, de una enfermera de la Universidad de Maizales (Colombia).  

A nivel nacional, encontré un estudio sobre la situación del personal de salud por COVID-19, realizado por el Colegio de Enfermeras de Chile. Fueron 559 enfermeras y enfermeros (12% del universo APS), que laboran en Cesfam, postas rurales, SAPU, centros comunitarios de salud familiar, salud mental y rehabilitación, quienes respondieron esta consulta online para informar sobre su situación. Es más, en mi propia investigación sobre EBE en Chile, en menos de un mes, ya llevo 180 respuestas de enfermeras y enfermeros de diversas ciudades del país. En suma, la evidencia parece indicar que las oportunidades para investigar han incrementando notoriamente. Sólo necesitamos pensar fuera de la caja.

Colaboraciones para mi investigación sobre Enfermería Basada en la Evidencia (EBE) aquí.

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